Euclides, uno de los matemáticos más destacados de la antigua Grecia, es conocido principalmente por su obra «Elementos», donde estableció los fundamentos de la geometría euclidiana. Sin embargo, Euclides también realizó importantes contribuciones al estudio de la óptica, en particular en relación con la propagación de la luz.
En su obra «Óptica», Euclides abordó la cuestión de si la luz viaja en línea recta o si puede desviarse de su trayectoria. En aquellos tiempos, se creía comúnmente que la luz se movía en línea recta, pero Euclides propuso una teoría alternativa. Según él, la luz se curva al pasar de un medio a otro, lo que explicaría fenómenos como la refracción.
Euclides argumentó que cuando la luz pasa de un medio más denso a uno menos denso, como del agua al aire, se curva hacia la normal, es decir, hacia la línea perpendicular a la superficie de separación entre los dos medios. Por el contrario, cuando la luz pasa de un medio menos denso a uno más denso, como del aire al agua, se curva alejándose de la normal.
Esta teoría de Euclides fue revolucionaria en su época, ya que contradecía la creencia generalizada de que la luz viajaba en línea recta. Sin embargo, su propuesta no fue ampliamente aceptada y fue eclipsada por la teoría de la propagación rectilínea de la luz defendida por otros científicos de la época.
Fue en el siglo XI cuando otro científico, Alhazen, retomó la teoría de Euclides y la desarrolló aún más. Alhazen, también conocido como Ibn al-Haytham, fue un científico y filósofo árabe que realizó importantes contribuciones en diversos campos, incluida la óptica.
Alhazen llevó a cabo experimentos y observaciones detalladas para estudiar la propagación de la luz. A través de sus experimentos, confirmó la teoría de Euclides de que la luz se curva al pasar de un medio a otro. Además, Alhazen descubrió que la luz se propaga en forma de rayos rectilíneos en un medio homogéneo, pero se curva al pasar por medios de diferentes densidades.
Estos descubrimientos de Alhazen fueron recopilados en su obra «Kitab al-Manazir» o «Libro de la óptica», que se convirtió en una referencia fundamental en el estudio de la óptica durante siglos.
A pesar de las contribuciones de Euclides y Alhazen, la teoría de la propagación rectilínea de la luz defendida por otros científicos, como el famoso científico islámico Al-Kindi, prevaleció en la época y se mantuvo como la teoría dominante durante mucho tiempo.
Sin embargo, en el siglo XVII, el científico y matemático francés René Descartes retomó la teoría de la propagación rectilínea de la luz y la desarrolló aún más. Descartes propuso que la luz se propaga en forma de partículas, llamadas «corpúsculos», que se mueven en línea recta.
Esta teoría de Descartes fue ampliamente aceptada y se mantuvo como la explicación dominante de la propagación de la luz hasta que fue desafiada por la teoría ondulatoria de la luz propuesta por el científico inglés Thomas Young en el siglo XIX.
Euclides y Alhazen fueron dos científicos que desafiaron la creencia generalizada de que la luz viaja en línea recta. Aunque sus teorías no fueron ampliamente aceptadas en su época, sentaron las bases para futuros estudios en el campo de la óptica. Hoy en día, sabemos que la luz se propaga tanto en línea recta como en forma de ondas, gracias a los avances científicos y tecnológicos que han permitido un mayor entendimiento de este fenómeno fundamental.