El COVID-19, causado por el virus SARS-CoV-2, ha afectado a millones de personas en todo el mundo desde su aparición a finales de 2019. A medida que los investigadores continúan estudiando los efectos de esta enfermedad, se ha descubierto que el virus puede tener impactos en diferentes partes del cuerpo, incluyendo los ojos. Uno de los efectos oculares más comunes es el derrame en el ojo coronavirus, también conocido como conjuntivitis.
Signos y síntomas oculares del COVID-19
Conjuntivitis como el signo más común
La conjuntivitis, una inflamación de la membrana transparente que recubre la parte blanca del ojo y el interior de los párpados, ha sido identificada como uno de los signos más comunes de infección por COVID-19. Los pacientes con derrame en el ojo coronavirus pueden experimentar enrojecimiento, picazón, sensación de cuerpo extraño y lagrimeo excesivo. Aunque la conjuntivitis puede ser causada por otros factores, como alergias o infecciones bacterianas, es importante tener en cuenta que también puede ser un síntoma del COVID-19.
Manchas algodonosas en la retina
Otro efecto ocular del COVID-19 son las manchas algodonosas en la retina. Estas manchas, también conocidas como exudados algodonosos, son áreas de hinchazón y acumulación de líquido en la retina. Pueden aparecer como manchas blancas o amarillentas y pueden afectar la visión. Se cree que estas manchas son el resultado de la inflamación causada por la infección viral.
Hemorragia retiniana
La hemorragia retiniana, que es el sangrado en la retina, también se ha observado en pacientes con COVID-19. Esta condición puede causar visión borrosa, manchas oscuras o pérdida de visión en el área afectada. La hemorragia retiniana puede ser el resultado de la inflamación y daño a los vasos sanguíneos en la retina debido a la infección viral.
Complicaciones oculares relacionadas con el COVID-19
Inflamación que puede provocar la formación de coágulos de sangre
Además de los signos y síntomas oculares mencionados anteriormente, el COVID-19 también puede causar inflamación en los vasos sanguíneos del ojo. Esta inflamación puede provocar la formación de coágulos de sangre, lo que puede afectar el flujo sanguíneo y causar daño en los tejidos oculares. Los coágulos de sangre pueden ser especialmente peligrosos si se desplazan a otras partes del cuerpo, como el cerebro o el corazón.
Oclusión de la arteria retiniana o infarto retiniano
La oclusión de la arteria retiniana, también conocida como infarto retiniano, es otra complicación ocular relacionada con el COVID-19. Esta condición ocurre cuando se bloquea el flujo sanguíneo en la arteria que suministra sangre a la retina. La falta de flujo sanguíneo puede causar daño en la retina y resultar en pérdida de visión. La oclusión de la arteria retiniana es una emergencia médica y requiere atención inmediata.
Riesgo aumentado en personas con condiciones médicas preexistentes
Las personas con condiciones médicas preexistentes, como diabetes, presión sanguínea alta, trastornos de la sangre y otras afecciones que afectan los vasos sanguíneos, corren un mayor riesgo de desarrollar complicaciones oculares relacionadas con el COVID-19. Estas condiciones pueden debilitar los vasos sanguíneos y hacer que sean más propensos a la inflamación y daño causados por la infección viral.
Desarrollo de problemas oculares después del COVID-19
Desarrollo de problemas oculares entre una y seis semanas después de los primeros síntomas
Además de los efectos oculares durante la infección activa por COVID-19, también se ha observado que algunas personas desarrollan problemas oculares después de haberse recuperado de la enfermedad. Estos problemas pueden aparecer entre una y seis semanas después de experimentar los primeros síntomas de COVID-19. Es importante estar atento a cualquier cambio en la visión o síntomas oculares y buscar atención médica si es necesario.
El derrame en el ojo coronavirus, también conocido como conjuntivitis, es uno de los efectos oculares más comunes del COVID-19. Además de la conjuntivitis, también se han observado manchas algodonosas en la retina, hemorragia retiniana y complicaciones oculares más graves, como la formación de coágulos de sangre y la oclusión de la arteria retiniana. Las personas con condiciones médicas preexistentes corren un mayor riesgo de desarrollar complicaciones oculares relacionadas con el COVID-19. Además, es importante tener en cuenta que los problemas oculares pueden desarrollarse incluso después de haberse recuperado de la enfermedad. Si experimentas cualquier síntoma ocular o cambios en la visión, es importante buscar atención médica para recibir un diagnóstico y tratamiento adecuados.